Con motosierra talan emblemático árbol de mango en jardín de niños de La Banda de Shilcayo

 Con motosierra talan emblemático árbol de mango en jardín de niños de La Banda de Shilcayo

Policía Ecológica constató este atentado ecológico.

Un acto de vandalismo ha conmocionado a la comunidad educativa en el distrito de La Banda de Shilcayo.  Aprovechando el feriado largo, desconocidos ingresaron a la Institución Educativa Inicial 486, ubicada en el Jr. Primavera de la asociación de vivienda Pachacútec, y talaron un árbol de mango en producción de más de 40 años de antigüedad.

La directora del plantel, Sofía del Pilar Nogueira Rodríguez, al llegar a la institución educativa el día de ayer por la mañana encontró que el árbol de mango había sido talado con motosierra, este árbol de mango de más de 10 metros de altura era un símbolo de vida y tradición para la comunidad educativa.

Este atentado ecológico cometido por manos criminales ha sido denunciado ante la Comisaría de Protección del Medio Ambiente, cuyos agentes se trasladaron de inmediato al lugar para iniciar las investigaciones correspondientes y dar con él o los responsables.

Vecinos de la zona revelaron haber escuchado el sonido de una motosierra durante el fin de semana, pero no imaginaron que se trataba de un acto vandálico en el jardín de niños.

 

Este suceso ha generado gran consternación entre docentes, padres de familia y la comunidad en general, quienes exigen que se identifique y sancione a los responsables. Él árbol daba frutos y sombra a los niños y niños que estudian en el plantel, pero eso no importó a la persona que cometió este atentado, que ingresó a la propiedad de la Institución alguna, que no cuenta con un cerco perimétrico seguro.

El árbol de mango era cuidado con esmero por las profesoras y los padres de familia, quienes lamentan profundamente esta pérdida irreparable. Luego de este hecho criminal, ahora, temen por la seguridad de otro árbol de cedro, una especie en peligro de extinción, que también forma parte del entorno escolar.

Este acto vandálico no solo constituye un delito ambiental, sino también un atentado contra la educación y la formación de los niños, quienes aprendían a valorar la naturaleza y a cuidar de su entorno gracias a ese emblemático árbol que estaba lleno de frutos

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